Cómo operar la comunicación digital sin dejar de ser estratégico ni morir en el intento

Basta con echarnos un clavado en la red para encontrar casos emblemáticos (que no se necesitan mencionar) de marcas que han tenido algunos deslices digitales. Siempre que sucede algo así, además de generar un ruido, muchas veces no tan grave, focalizado y por un período corto de tiempo (como un flashmob o lo que duró la fama de Psy gracias a su Gangnam Style), quienes suelen analizar la situación llegan a la misma conclusión en forma de preguntas: ¿la campaña habrá pasado por los filtros correspondientes antes de salir al aire?, ¿quién fue el creativo al que se le ocurrió eso?, ¿qué nadie dentro de la empresa se dio cuenta?... y un gran etcétera.

Y es que en todos los casos siempre se va a querer encontrar a un culpable y no necesariamente hay uno solo. En la comunicación y el marketing de las empresas muchas veces se vive una carrera a contra reloj que hace que las campañas salgan una tras otra, lo que nos lleva “sacar el trabajo” tendiendo a la simple operatividad. Sin embargo, vale la pena hacer un alto y detenernos a realizar un trabajo previo de análisis que nos permita identificar diferentes escenarios desde un punto de vista estratégico, tanto de riesgos como de oportunidades, a todos los niveles de alcance con foco en la reputación.

Eso se puede lograr siguiendo sencillos pasos previo al lanzamiento de cualquier campaña de marketing o cualquier comunicación de la empresa que vayamos a realizar:

  • ¿Es nuestra comunicación relevante para nuestras audiencias? – Tenemos muchas cosas que contar… o no. Hay casos en los que creemos que todo lo que nuestra marca o empresa hace es noticia y no necesariamente es así; puede ser relevante para ciertas audiencias (nichos) o no ser relevante para nadie. Ante ello debemos determinar si es conveniente un plan de comunicación.

  • ¿Dónde se encuentran nuestras audiencias? – Ya que identificamos que sí hay alguien a quién le pueda interesar lo que queremos contar, el siguiente punto es determinar en dónde se encuentran, dónde conversar, con quién interactúan, como funcionan esas comunidades donde se mueven, etc.

  • ¿Cómo enlazamos nuestros mensajes con las plataformas? – Debemos determinar la afinidad que tienen nuestros mensajes con cada espacio digital en donde vayamos a conversar: Facebook para engagement, Instagram para visibilidad, un sitio web como hub de contenidos, etc.

  • ¿De qué forma diseminaremos la información? – Una vez establecidos los mensajes y las plataformas, el último paso que da forma a la estrategia es cómo vamos a difundir nuestras acciones en los espacios digitales y a través de terceros que nos ayuden a generar conversación alrededor de nuestra marca o empresa y contribuir al alcance de nuestras audiencias.

Haciendo este ejercicio podemos mejorar los procesos, aún trabajando a prisa operando el día a día, y mantener la línea estratégica en cualquier plan de comunicación digital.

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